miércoles, 21 de septiembre de 2011

POSTAL DE CHILE




Tristán Altagracia

Los Mantos/ Punitaqui, 1941-La Serena 2006



¡Epa! zapateando, pedazos de cielo
que caen lechos de aire
      al océano Pacífico
ven
y levántalo ante tus ojos,
      hazlo transparente
hasta donde alcanza la vista
      nádalo
      bajo
      el agua
Como si fueras un pájaro:
Llevando todo el tiempo del mundo
entre sus alas
Tendrás que ver ese mismo cielo
para escribirlo como una gran página.
Y aunque también oruga de mariposa lunar
      es este Chile de las nieves
a pleno sol
      derrítele su blancura
tragándotela
para que los continentes salgan arrancando
      desde las hojas del atlas
hacia la Vía Láctea.
Luego regrésalo contigo a la secreta paciencia
de la Luz
      descubriéndolo
      cualquier día de estos; siempre
que no sea tarde por la mañana
      para soñarlo feliz,
en la lenta nieve de la memoria,
      cuyas desmayadas sábanas
una bella mujer echa hacia atrás
al levantarse, diciéndote una vez más:
¡Soy todo lo que te ama!

De “Lo que la tierra echa a volar en pájaros”



Arturo Volantines
Nació el 14 de febrero de 1955, en Copiapó, vive en La Serena.


Me refugio en tu monte,
como niño huérfano frente a los astros,
o aquel de La Edad de la Ira de Guayasamín.
Y cuando el sol relincha arriba de los cogollos,
aleteo como el Cristo de Elqui en sábanas de tu pubis
y leo boleros que dejan los tordos en hojas del bosque.
Me dice la Mistral: “la cordillera no necesita sombrero”.
Me envuelvo en tus faldeos: enhebro mi osamenta en ti;
no así el Reichstag sino un satélite en la casa de Asterión,
sino una lavandera inclinada en el overol tiznado de la nube.
Y cuando Copiapó resuella mansamente me baño en tu ombligo,
así el alba al día o la fruta al árbol o la boca a tus olas oscuras.
Desde el acordeón del viento inflamo carbones de tus pezones
y me sitúo como cordero magallánico en nylon de las pampas.
Siéntate, le dije, Llano triste: tus nietos están sepultando
a la revolución cartesiana: “Adiós a la bandera roja”.
Del cielo me veo: soy una sola cordillera contigo,
con tus tesoros donde cantan nuestros dientes,
como el sábado de campanas en la catedral
de la Candelaria. Y vuelvo a tu set fílmico
así un trompo ronroneando en álbum sepia,
así Andrómeda adueñada del flash nocturno.
Y cuando el chonchón se duerma en tu piel;
trasquilado por la araña de Doña Bárbara,
me vuelvo greda en tu regazo: me hago
vasija en tu vientre; pulpa y palomo.

ALMA MIA



Manuel Magallanes Moure.
La Serena. 8 de noviembre de 1878. †San Bernardo (Chile) 1924



Alma mía
Alma mÍa
Alma mía, pobre alma mía,
tan solitaria en tu dolor.
Enferma estás de poesía,
alma mía llena de amor.            
Crees que la vida es un cuento,
crees que vivir es soñar...
Pobre alma sin entendimiento,
hora es esta de razonar.
Ve que la vida no es aquella
que te forjaste en tu candor:
la vida con amor es bella,
pero es más bella sin amor.
 Ve, alma mía, pobre alma mía
ve y empéñate en comprender
que el amor es melancolía
y es amargura la mujer.
Sin amor y sin sentimiento
serás fuerte, podrás triunfar.
Alma, la vida no es un cuento;
alma, el vivir no es el soñar.
Que en ti el vivir no deje huella
ni de placer ni de dolor:
la vida con amor es bella,
pero es más bella sin amor.
Sé cauta, sé diestra, sé fría;
no te dejes enternecer
que es el amor a la mujer             
por tu amor a la Poesía.
Coge, alma, la flor del momento
y no la quieras conservar.
Si se marchita, échala al viento,
que lo demás fuera soñar.
            
Esta mujer es como aquélla:
todas son fuente de dolor.
Alma mía, la vida es bella,
pero es más bella sin amor.
Y mi alma dijo: «En mi embeleso
oí tu voz como un cantar.
¿Sabes? Soñaba con un beso
robado a orillas de la mar.

AUSENTE



VÍCTOR DOMINGO SILVA

Tongoy, 12 de mayo de 1882
+ 20 de Agosto de 1960. Santiago

AUSENTE
Tedio, inquietud, ternura, todo a la vez lo siento.
Estoy conmigo a solas, inmensamente triste,
y como un ave huérfana se me va el pensamiento
sobre el haz de las aguas, en las alas del viento,
desde que tú te fuiste.
Desde que tú te fuiste, mi deliciosa ausente,
nada es igual; la nieve que las cúspides viste
de blanco, el clamoroso redoble del torrente,
todo en redor parece que suspirase " vente"
desde que tú te fuiste.
"Vente", dicen las rosas, que entre mis ocios cuido
por distraerme, y todo lo que te amo y quisiste.
No temas por el fúnebre huésped - el olvido -,
que hay algo de tu alma llenando siempre el nido
desde que tú te fuiste.
Y como no ha de haberlo, si al ritmo de tu acento
que está vibrando lejos, pero que en mi persiste,
cada minuto, cada segundo es un tormento ...
¡Cómo, si hasta en la sombra me persigue tu aliento
desde que tú te fuiste!

LA PALABRA



Stella Díaz Varín
La Serena el 11 de agosto
de 1926

La palabra
Una sola será mi lucha
y mi triunfo;
encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
dónde la guardaste
debiste pronunciarla siquiera una vez...
ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira cómo está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
y mis libros cómo mi huerto,
hojeado hasta el deshiladle
sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
por no hallar la palabra que escondiste.

Tomo todo aquello que necesito




Jorge Collao

LA SERENA

Tomo todo aquello que necesito
y nadie lo hecha de menos.
Así he venido al Gran Salón,
nadie me ha dejado entrar
y nadie ha venido a expulsarme.
No me importa si ningún espejo me refleja
y así camino sobre la pulida baldosa.
Y en medio de los danzantes,
con los músicos de un lado
y la mesa servida en el otro,
sin prisa alguna entro
y salgo, simplemente.

NOCTURNO




Gabriela Mistral
Vicuña 1889 - Nueva York 1957).
PAIHUANO



Nocturno
Padre Nuestro, que estás en los cielos,
¡por qué te has olvidado de mí!
Te acordaste del fruto en febrero,
al llagarse su pulpa rubí.
¡Llevo abierto también mi costado,
y no quieres mirar hacia mí!
Te acordaste del negro racimo,
y lo diste al lagar carmesí;
y aventaste las hojas del álamo,
con tu aliento, en el aire sutil.
¡Y en el ancho lagar de la muerte
aun no quieres mi pecho oprimir!
Caminando vi abrir las violetas;
el falerno del viento bebí,
y he bajado, amarillos, mis párpados,
por no ver más enero ni abril.
Y he apretado la boca, anegada
de la estrofa que no he de exprimir.
¡Has herido la nube de otoño
y quieres volverte hacia mí!
Me vendió el que besó mi mejilla;
me negó por la túnica ruin.
Yo en mis versos el rostro con sangre,
como Tú sobre el paño, le di,
y en mi noche del Huerto, me han sido
Juan cobarde y el Ángel hostil.
Ha venido el cansancio infinito
a clavarse en mis ojos, al fin:
el cansancio del día que muere
y el del alba que debe venir;
¡el cansancio del cielo de estaño
y el cansancio del cielo de añil!
Ahora suelto la mártir sandalia 
y las trenzas pidiendo dormir.
Y perdida en la noche, levanto
el clamor aprendido deTi:
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos,
por qué te has olvidado de mí!